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Preliminar - Simon Carter (pronto ilustrado por B.Tengelin)

I
cuando pensamos que todo en nuestra vida funciona acorde a lo establecido, en el mundo de las tinieblas se tejen oscuras telarañas de conspiraciones, de las cuales no nos daremos cuentas hasta cuando ya sea demasiado tarde

Simón Carter. Padre de familia, acolito, amigo, buen samaritano, en síntesis era un tipo ejemplar dentro de su comunidad, siempre dispuesto a dar la mano al más necesitado, siempre dispuesto a escuchar a todo el que lo necesitara.

Nadie supo como todos estos atributos fueron desapareciendo de él. 
De un día para otro dejó de acudir a la iglesia, la gente comentaba que una noche en que la lluvia arreciaba contra la tierra, lo escucharon discutir con el párroco y que lo vieron salir en estado de shock de aquel templo.


A ciencia cierta muy bien lo que de verdad pasó, pero ese día marco a Simón, y sería el gatillante de los hechos que se desatarían a continuación.

Simón actuaba realmente raro a partir de ese día, siempre que cambiaba miraba sobre su hombro, como si alguien lo persiguiera. Su familia notó estos cambios, se desconcertó un poco pero no podían estar en su contra, ya que siempre había sido un ejemplo de persona, un padre y esposo preocupado. Tal vez solo sería una etapa – pensaba la esposa – y ya pasarían de este mal momento familiar.

De un dia para otro Simón abandonó todo lo que para el era importante, y no se supo mas de este personaje, sino, hasta  el día en que todo el mundo lo comenzó a buscar.

II 

Carter siempre había sido un tipo tranquilo, cordial y de buenos sentimientos, pero ya no quedaban esos buenos rasgos en él.

Estuvo desaparecido aproximadamente 3 meses, antes de que saliera a la luz el primer homicidio que llevó a cabo.

Cuando se le vio por primera vez en la calle, no era ni la sombra del buen hombre que antes solía ser, ahora se notaba un tipo sucio, demacrado, al parecer se le habían venido encima todos los años, y unos pocos mas, sus vestimentas eran negras, y sobre ellas un abrigo de cuero, también negro y de mal aspecto, como destruido por el uso,  lo cubría todo, parecía una especie de ‘matón’ al estilo de Hollywood, pero un matón al fin y al cabo, su aspecto denotaba una ausencia de aseo y de preocupación propia que atraía las miradas de la gente. Nadie podría pensar que este Carter, era el mismo Simón Carter que había desaparecido meses atrás.

El hotel Huntintong ubicado en pleno centro de la ciudad, era el más lujoso de ésta. En él se alojaban los personajes más importantes del país, e incluso multimillonarios provenientes desde otras partes del mundo. Se enorgullecía de ser el más ostentoso, y gastar en todos sus lujos aproximadamente lo que gasta un pequeño país sudamericano, tan solo para mantener a sus huéspedes cómodos.

Simón Carter, acudió al hotel muy temprano, nada hacía sospechar lo que realmente se traía entre mano.

Su aspecto demacrado hacia que la gente no le tuviera confianza pero eso no era algo que a el le importara mucho.

Se acercó a la puerta del Huntintong, metió la mano en su abrigo, haciendo que el guardia se sobresaltara y pensara lo peor de él, que tal vez este tipo mal agestado guardaba un arma entre sus ropas, tal vez era un loco que quería llevar a cabo alguna de sus locuras. Al contrario, Carter sacó de entre su abrigo un sobre en donde tenía la reservación de una de las habitaciones más caras del hotel. El trato con este hombre cambió inmediatamente, pasó de ser un tipo que intimidaba a un excéntrico millonario, los botones le mostraron la habitación, conversando acerca del hotel, y preguntando donde se encontraban sus maletas, Carter contestó:
                 He venido por el día  - y de su boca no se oyó una palabra más –

Al entrar en su habitación no utilizó nada de lo que en ella había, le ofrecían servicio a la habitación pero él lo rechazó. Tan solo tomó asiento, concentrado en el cometido que debería realizar.

Las horas pasaban lentamente, minuto tras minuto cada uno parecía demorarse menos que el anterior, Carter no apartaba la vista del reloj mural.

Se acercaba la hora, la hora especificada. Sus manos comenzaban a sudar, un sudor frío que secaba en los brazos del sofá en que se encontraba esperando.

20:00, era la hora indicada, según los datos que había recibido y según lo que tenía planeado, en aproximadamente 10 minutos llegaría el huésped que él estaba acechando.

Salió de su habitación, hurgó entre su abrigo asegurándose si el arma se encontraba en su lugar, al moverla sintió el peso, el peso que tiene un arma cargada.

Pocos pasos lo separaban de la habitación de Acadius Blair, un millonario con algo de sangre aristocrática en sus venas, conocido filántropo y colaborador ferviente de la iglesia católica, a diferencia de la gran mayoría de los ingleses.

Carter comenzó a caminar en dirección a la habitación de Blair, se acercaba poco a poco, de repente un pequeño sonido de su reloj le indicaba que era tiempo de que comenzara a suceder aquello que tanto había planeado, en ese mismo instante se cruza junto a un tipo, de tez pálida, labios angostos, ojos grandes y negros, y un pelo tan rubio que casi parecía blanco,  denotaba ser de una casta aristocrática, además de el venían dos hombres de negro, venían tras de él.

-          Sr. Blair – soltó Carter seriamente

El tipo lo miró, asombrado un poco, al ver que un tipo tan demacrado supiera su nombre, inmediatamente los tipos que seguían al aristocrático se interpusieron, ambos eran de una estatura muy superior a la de Carter, pero el no se inmutó, y en un abrir y cerrar de ojos sacó dos armas de entre su abrigo, y jaló el gatillo apuntando a los dos guarda espaldas, uno con cada mano, y estos cayeron sin haberse dado cuenta siquiera de lo que estaba pasando.

Blair miró con desesperación al hombre que tenia en frente, preguntándose qué demonios estaba sucediendo, pero antes de que pudiera hacer o decir algo, Carter descargó completamente una de las armas en el tipo, mientras todo esto quedaba grabado en las cámaras de seguridad en aquel lujoso hotel.

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