Se conocían no hace mucho, él,
siempre con promesas enmarcadas por bellas palabras, creaba el mundo ideal con
el que ella soñaba, pareciendo de esta forma el hombre perfecto que la muchacha
siempre había esperado. Una noche, casualmente de luna llena, la mística se
apoderó de ellos y en la piscina de la azotea del edificio, castillo
contemporáneo, la doncella se dejó seducir bajo esa iluminada noche en que la
pasión la embriagaba. La princesa de este cuento nunca más supo de aquel príncipe
perfecto. Realmente un depredador de chicas que solo buscan su propio cuento de
hadas.
Nico Silva / @nicosilva_
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