"Hace
poco más de un año vi mi alma desgarrarse frente a un espejo, tan
antiguo como las tinieblas primeras que precedieron a la luz. Parado
frente a él, inmutable, como una estatua de bronce, inexpresiva; así me
encontraba, mientras un poco de mí se emancipaba. Difícilmente podía
ver mi malogrado reflejo que se difuminaba en ese espejo líquido y
bizarro, lo único nítido en él era ese pequeño fragmento
que caía lentamente desde lo más profundo de mi ser. Un grito del alma
quise dejar escapar cuando aquella porción propia estaba a punto de
tocar ese frio piso de mármol negro, de pronto, unas alas azules
emergieron de sus bordes imperfectos, los relojes cesaron de trabajar y
ya no era una masa amorfa, el fragmento se transformó en una especie de
mariposa, hermosa y distinguida, ésta, como si nada, se elevó
elegantemente desde el suelo, se elevó y revoloteó frente a mí, se posó
un segundo sobre esta ganchuda nariz que me precede, alegremente batió
las alas por un momento, creo haberla sentido sonreír, esa pequeña brisa
formada tocó mi piel, sentí una brisa pura que amé con mi vida, tomé
ese amor y lo guardé en aquel espacio que había quedado vacío en mi
alma."
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